Vinos rosados

Atractivos, elegantes, suaves, aromáticos, y versátiles

A medio camino entre los tintos y los blancos, encontramos los rosados, que al contrario de lo que cabría esperar, presentan una gran personalidad.

Para entender sus particularidades, es necesario comprender cómo se elaboran. La principal diferencia respecto a los procesos de elaboración del blanco, reside en los tiempos de maceración; dejar reposar el mosto junto con los hollejos de manera que el jugo de la uva adquiera el color y las características de la piel del fruto. En el caso de los rosados, este tiempo suele ser mayor (entorno a 24h).

El resultado es un vino muy suave, aromático y muy elegante en boca.

Los rosados son frescos como los blancos, pero al mismo tiempo maridan muy bien con todo. Se pueden beber como aperitivo pero, en general, son muy polifacéticos, y armonizan con la mayoría de comidas y a cualquier hora.

Los vinos rosados son vinos refinados, con mucha estructura y muy buena acidez, pero tienen además el atractivo de resultar agradables, fáciles de beber, y perfectos para cualquier ocasión. Hay quien prefiere brindar incluso con un rosado generoso frente a cualquier espumoso.

En definitiva, los rosados destacan por su color, sus aromas, su frescura y su gran versatilidad, seduciendo así a un gran público de fieles consumidores.